martes, 12 de mayo de 2015

Unos nacen con estrella y otros estrellados

Queremos ser mejores que los demás. Nos educan en la competitividad, desde pequeños nos enseñan que debemos ser buenos allá donde nos desarrollemos, si eres malo en fútbol te elegirán el último, si sacas malas notas, te pondrán al lado del profesor. Te puntúan con una nota numérica que dan en voz alta, y felicitan al ganador de la que sea más alta. Puede que tú hayas sacado un 10 en matemáticas, pero nadie es perfecto, y el 10 en Lengua se lo llevó tu compañero. Hagamos lo que hagamos siempre habrá alguien mejor que tú, y no lo soportamos. Siempre queremos ser los mejores, aunque sabemos que la perfección no existe. Pero lo peor viene cuando alguien es mejor que tú sólo porque es familia o amigo de alguien.  No podemos hacer nada, intentar mejorar sería un fracaso, porque ante eso no podemos luchar. Pero no nos educan en solidaridad, no pensamos en los demás, si mi padre es el empresario de una gran multinacional, y me contrata a mi aunque me haya pasado las horas en la cafetería, no es mi problema ¿Quién no se iba a aprovechar de tales ventajas? Al fin al cabo, yo sacaba el 10 en matemáticas, y él en Lengua. Da igual lo hagas, el mundo es injusto. Nunca serás perfecto, nunca llegarás a ser mejor que nadie, porque siempre habrá alguien mejor que tú, y lo más cruel de todo, es que siempre habrá alguien con mejores contactos. Y aún así, nos indignamos, claro yo no puedo disfrutar de tales ventajas. Ahí está la hipocresía humana, que nos hace ignorar que nosotros también lo haríamos en su situación. Sin embargo, para que el linaje importe, siempre debe haber alguien en el otro extremo de la balanza. Una persona que persigue aquel sueño Americano de llegar a tener todo, habiendo tenido la nada. No nos engañemos, eso no existe. El estatus social, es algo que aunque se puede cambiar, es muy difícil que esto ocurra. Porque la sociedad nos impone esta posición social, ¿porqué un médico tiene mayor estatus que una ama de casa, quien lo dice, lo dices tú? Y este estatus, es diferente en distintas situaciones, por ejemplo, un médico no tendrá el mismo estatus entre médicos (el cirujano tendrá mayor estatus), que entre personas que son amas de casa y jardineros. Aún así, prevalece la idea de que para que haya posiciones altas, otras tienen que ser bajas. Como decía el sociólogo y economista Karl Marx, para que la sociedad cambie debe haber conflicto entre los que tienen menos y los que tienen más. Aunque él basaba su teoría sólo en la propiedad privada, es decir, en quien tienen más dinero y menos poder adquisitivo, mientras que el estatus tiene que ver con más variables (por ejemplo, cómo decíamos antes la profesión de cada uno, o el género, las mujeres tienen menos estatus que los hombres), sabemos que hoy en día, la competitividad entre unos y otros es aquel conflicto que permite que la sociedad sea dinámica. Pero una habilidad puedes aprenderla,porque con la competitividad todos queremos ser mejores, aquel niño que tenía un 9 en Lengua, consiguió el 10, la única diferencia entre unos y otros lo marcará aquellas variables incontrolables, como donde has nacido, o quien te ha criado.


Es una visión pesimista de la sociedad, pero que nosotros podemos cambiar educando en la solidaridad y el respeto.Puede que sea imposible que el conflicto de lugar a una sociedad sin clases sociales habiendo democracia, y yendo más allá, sin estatus. Sin embargo, si es posible que la las ganas por hacer cosas, aprender y ser mejor persona primen más que las notas académicas, o los contactos....

"Unos nacen con estrella, y otros estrellados"

Hakuna Matata

viernes, 8 de mayo de 2015

Mundos diferentes

¿Cuántas veces hemos pensando que te gustaría ser otra persona? Millones y millones de veces. Incluso la gran mayoría podríamos contestar con su nombre.Todas las personas tenemos un ídolo que marca nuestra vida, para la mayoría es alguno famoso al que envidiamos por la vida que tiene (traducido a una cuenta bancaria con muchos ceros). Sin embargo, estoy segura de que todos, alguien más próximo, con la vida más cercana a la nuestra, en algún momento hemos pensando: cómo me gustaría ser esta persona. ¿Porqué? Puede que sea más fuerte, más inteligente, con mayor capacidad memorística... La envidia es un pecado capital, pero por alguna razón todos la poseemos. Y aunque creamos que está mal, cuando esa envidia permite que admiremos a una persona, y nos permita intentar ser mejor personas, es un gran pecado en el que todos deberíamos de caer.
A pesar de todo esto, hoy no vengo a hablar de esto, si no de el porqué no nos conformamos con como somos, porqué siempre queremos ir a más. Si te encuentras ante un problema, pensamos, como me gustaría ser fulanito, ante estas cosas tiene un comportamiento ejemplar ¿Ejemplar para qué, para quien? La conducta que realizamos ante un determinado estímulo, interacciona con el entorno y la persona. El estímulo puede ser el mismo, pero el lugar en el que ocurra, cómo sea es persona, incluso como se sienta, influye. Esto es a lo que Bandura llamaba El modelo triádico de la conducta, donde los tres factores (persona, conducta y entorno interaccionan entre ellos dando resultados totalmente diferentes siempre). Pero nosotros sólo nos quedamos con la persona, creemos que es la persona la que cambia todo. Es cierto, que la personalidad tiene mucho que ver, si una persona es introvertida, cuando vaya a una fiesta va a comportarse con cierto grado de intraversión, pero, si está con personas que conoce, puede que sus conductas sean más cercanas a la extraversión, por ejemplo. Gordon Allport decía que "es una organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan una forma de pensar y de actuar, ÚNICA en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio" Es decir, que las circunstancias por las que nos movamos  a las que inevitablemente tenemos que adaptarmos, influyen en nuestra personalidad. Sin olvidar, que cierto porcentaje de ella está determinado genéticamente.
Por lo tanto, la genética y el ambiente crea personas ÚNICAS, que continuamente interaccionan con circunstancias y personas, que le van a haciendo forjar ciertas características como propias. Es verdad, que en nuestra mano está cambiar si algo no nos gusta, y que no todas estos rasgos son adecuados, pero no podemos juzgar ya que ahora sabemos que todo está determinado, y que nunca sabremos que habríamos hecho nosotros en una situación.

Podemos parecernos físicamente a Cristiano Ronaldo, pero nunca seremos como él. Porque todos somos diferentes. Somos únicos. Comencemos a pensar como tal.


"Yo soy yo, y mis circunstancias" - Ortega y Gasset.

Hakuna Matata