viernes, 8 de mayo de 2015

Mundos diferentes

¿Cuántas veces hemos pensando que te gustaría ser otra persona? Millones y millones de veces. Incluso la gran mayoría podríamos contestar con su nombre.Todas las personas tenemos un ídolo que marca nuestra vida, para la mayoría es alguno famoso al que envidiamos por la vida que tiene (traducido a una cuenta bancaria con muchos ceros). Sin embargo, estoy segura de que todos, alguien más próximo, con la vida más cercana a la nuestra, en algún momento hemos pensando: cómo me gustaría ser esta persona. ¿Porqué? Puede que sea más fuerte, más inteligente, con mayor capacidad memorística... La envidia es un pecado capital, pero por alguna razón todos la poseemos. Y aunque creamos que está mal, cuando esa envidia permite que admiremos a una persona, y nos permita intentar ser mejor personas, es un gran pecado en el que todos deberíamos de caer.
A pesar de todo esto, hoy no vengo a hablar de esto, si no de el porqué no nos conformamos con como somos, porqué siempre queremos ir a más. Si te encuentras ante un problema, pensamos, como me gustaría ser fulanito, ante estas cosas tiene un comportamiento ejemplar ¿Ejemplar para qué, para quien? La conducta que realizamos ante un determinado estímulo, interacciona con el entorno y la persona. El estímulo puede ser el mismo, pero el lugar en el que ocurra, cómo sea es persona, incluso como se sienta, influye. Esto es a lo que Bandura llamaba El modelo triádico de la conducta, donde los tres factores (persona, conducta y entorno interaccionan entre ellos dando resultados totalmente diferentes siempre). Pero nosotros sólo nos quedamos con la persona, creemos que es la persona la que cambia todo. Es cierto, que la personalidad tiene mucho que ver, si una persona es introvertida, cuando vaya a una fiesta va a comportarse con cierto grado de intraversión, pero, si está con personas que conoce, puede que sus conductas sean más cercanas a la extraversión, por ejemplo. Gordon Allport decía que "es una organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan una forma de pensar y de actuar, ÚNICA en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio" Es decir, que las circunstancias por las que nos movamos  a las que inevitablemente tenemos que adaptarmos, influyen en nuestra personalidad. Sin olvidar, que cierto porcentaje de ella está determinado genéticamente.
Por lo tanto, la genética y el ambiente crea personas ÚNICAS, que continuamente interaccionan con circunstancias y personas, que le van a haciendo forjar ciertas características como propias. Es verdad, que en nuestra mano está cambiar si algo no nos gusta, y que no todas estos rasgos son adecuados, pero no podemos juzgar ya que ahora sabemos que todo está determinado, y que nunca sabremos que habríamos hecho nosotros en una situación.

Podemos parecernos físicamente a Cristiano Ronaldo, pero nunca seremos como él. Porque todos somos diferentes. Somos únicos. Comencemos a pensar como tal.


"Yo soy yo, y mis circunstancias" - Ortega y Gasset.

Hakuna Matata

No hay comentarios:

Publicar un comentario