lunes, 27 de abril de 2015

Conciencia colectiva entre el individualismo

Hace unos días las redes sociales y los medios de comunicación nos alertaban de un muchacho de 13 años que había asesinado a su profesor. Todos pusimos el grito en el cielo, y durante unos segundos pensamos ¿cómo ha podido hacer eso? y la respuesta llegó al instante; tenía que estar loco ¿porqué fuimos capaces de pensar todos al unísono y con tanta rapidez eso?  La respuesta es sencilla: porque nadie "normal" sería capaz de realizar un acto tan atroz. Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado, qué es ser normal? Hay varios criterios para definir la normalidad: el médico nos habla de las personas sanas, el sociocultural de aquellas personas que se adaptan al ambiente, el estadístico aquel que se encuentra dentro de la zona de aceptación de la campana de Gauss... Entoces ¿con cuál nos quedamos? Una persona con gripe, ¿no es normal? las personas que lapidan a las mujeres que son adulteras ¿son normales? Y ¿si tú inteligencia está por debajo de la media? Es curioso cómo ante ciertos actos todos contestamos con un criterio subjetivo de normalidad, a la vez que idolatramos a las personas diferentes, aquellas que "no son normales". Independientemente, de las consecuencias que ese acto y otros parecidos deben de tener, y sin entrar si las leyes son buenas o malas, nadie respondimos a esa pregunta desde una postura crítica. ¿Cómo somos capaces de criticar el sistema legal, que no permite la entrada a prisión de un niño de 13 años, sin mirar porqué ese niño de 13 años no tenía la inocencia que no le permite entrar en la cárcel?  Los seres humanos somos capaces de echar pestes contra las cadenas de televisión por ofrecemos una información sesgada, mientras nos creemos a pies juntillas la razón que tuvo el niño para hacer eso. Esto se debe a que era algo que "ya sabíamos" y además, nos protege de que nos ocurra a nosotros. Porque la razón está en el niño, y no en los demás. ¿Cuántos se informaron de lo que realmente era un brote psicótico, sus causas, su prevalencia...? El porcentaje es ínfimo. Nos desentendimos del problema, porqué ir más allá nos ocupa tiempo en nuestras vidas, y nos hace participes. Nunca nos importa lo que ocurre en los países más subdesarrollados porque nos queda demasiado lejos, y cuando ocurre aquí, contestamos rápido para obviar que podríamos haber sido nosotros (cualquiera de los implicados). Lo dejamos todo en las características individuales del sujeto (las cuáles los demás no tenemos) y olvidamos los aspectos contextuales. Si hubiéramos parado a pensar, puede que pensáramos en los padres del niño (pero el rol de padres nos queda muy cercano) o incluso en la sociedad en general y el porcentaje de violencia que echan por la televisión (algo que ciertos estudios resulta que relacionan con algunos brotes psicóticos agresivos).  Pero, la mente humana es egoísta, y perezosa


Recordad que todo esto, es independiente a lo que deba ocurrir una vez producido el suceso. Si no que debe ser algo que nos haga reflexionar en las causas, para que en vez de pensar en las consecuencias, podamos pensar en cómo evitarlo. Aunque eso implique que tengamos que dejar de mirar a nuestro ombligo.


Hakuna Matata


lunes, 20 de abril de 2015

Los pequeños detalles conllevan grandes consecuencias

¿Cuántas veces pensamos en la inmensidad del Universo? ¿Es grande, eh? No sabemos que habrá más allá, y nos asusta pensar que no estamos solos. Nos sentimos insignificantes, como una hormiga cuando camina en busca de comida. Sin embargo, no es así.  Todo el mundo nos dice que somos imprescindibles, y nos lo creemos, al fin y al cabo, solo somos una persona de entre más de 7000 millones (y sólo en nuestro planeta). Pero, ¿qué significa ser imprescible? ¿qué si no lo hago yo, otra persona lo hará por mi? Ahí se sustenta el capitalismo, sí tú eres productivo, otra persona lo hará mejor qué tú. Un profesor puede hacer el mismo trabajo que otro, pero aquel niño rebelde que nadie confiaba en él, llegó a crear su propia empresa gracias a qué un profesor le inspiró. Si nos paramos un momento a pensar, nos daremos cuenta, que al menos a una persona le hemos cambiado la vida, incluso sin darnos cuenta. Y seguro, que podemos decir la que nos lo ha cambiado a nosotros. Aquel amigo que nos dio un consejo que seguimos y ahora es todo distinto, o simplemente, aquella persona con la que chocamos que impidió que tuvieramos un accidente. Todos estamos conectados. A esto se le denomina "seis grados de separación", y es la hipótesis que intenta comprobar que cualquier persona en la Tierra está conectado a través de una serie de conocidos. Y es qué, quien no ha dicho la frase "el mundo es un pañuelo. Si esto es así, ya no somos tan poco importantes. Por eso, no podemos pensar que somos imprescindibles, porque nadie lo es, si ese amigo no nos hubiera dado aquel consejo, todo sería diferente.  Sí, todos tenemos esa persona especial que te cambia la vida, aunque no nos hayamos dado cuenta. Y para alguna persona, nosotros somos esa persona.

Muchos de nosotros podremos dar el nombre. Para algunos será un desconocido que nos ayudó, para otros los padres que lucharon por él, para otros un amigo o la pareja que te hace sonreír y olvidar los problemas. Cualquier pequeño detalle que hagamos, a cualquier persona en todo el mundo, puede tener consecuencias tan grandes, que nos conviertan en prescindibles.

 Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo - Gabriel García Marquéz.

viernes, 17 de abril de 2015

Estrellas apagadas

Seguramente sea un planteamiento simplista, pero probablemente sea uno de los problemas del Sistema de Educación Continental. Este sistema, se basa en tener actividades de horas para realizar en casa junto con tus padres, una enorme diferencia entre el rol de profesor y el rol de alumno, y en un aprendizaje memorístico más que significativo. 
Lo que sugiero, es que se basa en aprender gran cantidad infame de conocimientos teóricos. Principalmente, viene dado porque se equipara Inteligencia con el cociente intelectual. Pero, ¿qué es el cociente intelectual? No es más, que un número que miden los test de inteligencia. Lo creamos o no, todos pensamos así, al fin y al cabo, es cómo nos han educado. Entre más sepas, más listo eres. Sin embargo, pasamos por alto, teorías en enorme auge como la Inteligencia Emocional de Goleman, o las inteligencias múltiples de Gadner. 
Este último autor, advirtió que la inteligencia académica (la obtención de titulaciones y méritos educativos; el expediente académico. "la titulitis de España" ) no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona. De esta forma, plantea la existencia de 8 tipos de inteligencia: La inteligencia lingüstica, la lógico-matemática, espacial, corporal, musical, interpersonal, intrapersonal, y naturalista. Resulta, que hay evicencias de su existencia, y si no, ¿porqué admiramos las obras de Da Vinci? ¿porqué podemos pasar horas escuchando a Mozart? ¿porqué Bolt es un referente mundial en el mundo? Sin embargo, a la hora de la verdad, tener un título académico, que te diga que eres especialista en una materia, es lo que vale. Y digo título académico, porqué una medalla en atletismo no te hace inteligente según la sociedad. 
Pero, la cosa no termina ahí, parece ser que hay una idea generalizada de que esa única inteligencia, la inteligencia general, es innata, y además, se extrapola a otros ámbitos. Por ejemplo, si tienes una carrera académica, eres más listo que tú vecino que se ha pasado la vida trabajando de camarero. Y además, si por las circunstancias de la vida, acabas tú también realizando un trabajo en hostelería, el mundo tendrá altas expectativas del modo en que lo desempeñaras. Y si no es así, todos se preguntarán ¿cómo se ha podido sacar una carrera?. Volviendo a Gadner, todo el mundo tiene todas las inteligencias, pero la vida no es justa, y no todos brillan por igual. Pero lo importante de esta teoría es que existen una serie de perfiles: algunos tienen picos altos en algunas tareas y otros en otras, pero siempre podemos mejorar en las más bajas. Esto implicaría un compromiso de enseñar, que el egoísmo humano impide. Así que, si no brillas en algo, o te cuesta aprenderlo más que a otros, el propio contexto te excluye, y así esa persona que en un primer momento no es bueno de camarero, es despedido de inmediato. Resulta que su vecino es más inteligente que él en tareas espaciales, e intrapersonales, y él en la lógico-matemática. Pero, ninguno de los dos, desarrollará las de su compañero, porque la sociedad está demasiado ocupada viviendo la vida deprisa. 


Seguramente, encontramos muchos ejemplos de este tipo. Debemos cambiar nuestra forma de pensar, porque puede que estemos dejando pasar al próximo Martin Luther King. Y por encima de todo, cuidado con como tratamos a las personas que no brillan en algo, porque no debemos olvidar, que el modo en el que tratamos a los demás, influye en su forma de comportarse, es la profecía autocumplida.


Dejad de vivir la vida tan rápido, eso nos impide ver que hay otras personas al rededor que necesitan nuestra ayuda, y que con ella, terminarán brillando.

Hakuna Matata



http://www.abc.es/20111026/ciencia/abci-entrevista-howard-gardner-201110260157.html#.VTC_Kl1DwUc.facebook

Para cambiar la educación:

http://www.ideasworldcup.com/

jueves, 16 de abril de 2015

No somos dueños de nuestro destino

A lo largo del día tomamos cientos de decisiones, muchas insignificantes, otras que marcarán nuestro futuro ¿qué me pongo? ¿qué compro para desayunar? ¿a qué hora quedamos? ¿qué quiero estudiar? ¿en qué quiero trabajar? Pero, realmente ¿estamos seguros de que eso marcará nuestro destino? ¿creemos que hay decisiones que harán que todo sea más sencillo, y otras que lo cambiarán todo? Pensar en todas las posibles consecuencias nos volvería locos. Por eso, pensamos que sólo nosotros podemos cambiar nuestra vida, pero ¿y si no es así? Eso nos haría caer en una indefensión aprendida. Según Seligman, esta es una expectativa de incontrolabilidad, una pérdida percibida de control del ambiente. ¿Os imagináis que pasaría, si no controlásemos nada?
Desde pequeños, nos educan a pensar que las decisiones son cosa nuestra, que somos dueños de nuestro propio destino. Pero, hay cientos de variables externas que no controlamos. Esto está avalado por múltiples ciencias.  La sociología, en su estudio de la conducta humana en sociedad, presenta fuertes impedimentos cuando lo hace en el ambiente externo. Ellos mismos reconocen, que esto es debido a todas las variables externas INCONTROLABLES. Pero realmente, nosotros vivimos y decidimos en este ambiente externo. En realidad, todo esto ya lo sabemos porque ¿cuántas veces nos hemos preguntado: ¿qué hubiera pasado si...? Sin embargo, la mente humana, toma incontables caminos a lo largo de un día, y su capacidad limitada no le permite estudiar a fondo cada uno de ellos. Por eso, dividimos el mundo en decisiones vitales y menos importantes. Así, lo urgente siempre irá primero. Además, el ser humano es hedonista, la mente evitará pensar que no podemos controlar ni lo más sencillo. Aunque puede que realmente sea así, al fin y al cabo, puede que decidir ir en bicicleta a trabajar, una decisión considerada como menos importante, haga que tengas un accidente.
En el fondo, todos sabemos que no somos dueños de nuestro destino.


Y por eso, lo que sí es cierto, es que debemos hacer lo que nos apetezca en cada momento. No podemos dejar mañana lo que podemos hacer hoy, porque nunca sabemos que nos deparará el futuro, por muy cerca esté.




Finalmente, he decidido emprender un blog. Llevo años con ganas de escribir mis pensamientos en unas líneas, investigar sobre temas que me resultan inquietantes, y subir algunas fotos como aprendiz de fotográfa. Sin embargo, parecía que nunca sacaba tiempo. Y todas las noches, me decía: mañana. Hoy es ese mañana. Y os invito a todos, a que el vuestro también lo sea.


Esta primera entrada, quiero dedicarla a una persona que no conocía, pero que lo que le ha ocurrido me ha hecho pensar, y me ha inspirado para que ese mañana sea hoy. Y desde aquí mandar mucho ánimo a sus amigos y familiares.


Hakuna Matata